Componente Social

Secretos Militares, los Grises y los Ovnis sin Extraterrestres


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Propiedad intelectual del investigador Luis Alfonso Gámez.


“El Gobierno niega todo conocimiento”. Ésta era una de las máximas de la serie Expediente X. Fue acuñada, con otras palabras, por Donald E. Keyhoe comandante retirado de la Infantería de Marina de Estados Unidos y autor, en 1950, del primer libro sobre ovnis, The flying saucers are real (los platillos volantes son reales). El ex militar publicó aquel año en la revista True un artículo que sentó los dos pilares básicos de la ufología: el origen alienígena de los platillos volantes y el secretismo oficial. Han sido pocos los seguidores de los ovnis que desde entonces no han sucumbido a la obsesión por el encubrimiento gubernamental, en parte, con razón.

La CIA se interesó por los platillos volantes poco después de verse los primeros, en 1947. Temía que supusieran un riesgo para la seguridad de EE UU. Controló de cerca los proyectos militares de investigación del fenómeno y, en 1949, vio cómo la Fuerza Aérea descartó que tras los ovnis hubiera una potencia extranjera. Aún así, siguió en el ajo por si la amenaza era alienígena. Mientras en el cine Klaatu nos traía la paz interplanetaria en Ultimátum a la Tierra (1951), los militares concluyeron que los platillos volantes no venían de otros mundos, y la CIA les encontró una utilidad.



El SR-71 de la CIA



La Tierra de los Sueños

EE UU vivió los años 50 con el miedo a un ataque atómico soviético y a la infiltración comunista. Fueron los años de los simulacros nucleares en las escuelas y de la caza de brujas del senador Joseph McCarthy. La CIA empezó en aquella época a disponer de la más alta tecnología para el espionaje con la entrada en servicio del avión U-2. Capaz de volar a 805 kilómetros por hora y alcanzar los 21.000 metros de altura, despegó por primera vez el 1 de agosto de 1955 del recién creado campo de pruebas del lago Groom, en Nevada. Estrenó las instalaciones que hoy conocemos popularmente como el Área 51, donde EE UU ha probado aviones como el SR-71 y el F-117, y donde, según algunos ufólogos, se guardan restos de platillos volantes accidentados y hasta de alienígenas.

Washington reconoció oficialmente la existencia del complejo militar de Nevada cuando no le quedó más remedio, cuando una compañía estadounidense publicó en abril de 2000 en Internet imágenes de la base tomadas por satélite. En las fotos se veían hangares, pistas de aterrizaje, carreteras y canchas deportivas; el corazón de un complejo militar de 20.000 kilómetros cuadrados. “Tenemos ahí un centro de operaciones; pero el trabajo es materia clasificada”, admitió Gloria Gales, portavoz de la Fuerza Aérea. “Mucha gente de mi Administración estaba convencida de que Roswell era un fraude, pero creía que lo de ese lugar de Nevada (el Área 51) iba en serio, que había allí un artefacto alienígena. Así que mandé a alguien a que lo averiguara. Y se trataba realmente de una instalación de Defensa en la que se hacían cosas aburridas que no queríamos que nadie más viera”, explicaba Bill Clinton hace tres años a la revista FinanceAsia.



Aviones de Espionaje



Durante la guerra fría, la creencia en extraterrestres fue aprovechada por la CIA para encubrir los vuelos de sus aviones espía desde el lago Groom y otras bases. Un informe titulado El papel de la CIA en el estudio de los ovnis 1947-1990, obra del historiador Gerald K. Haines, desveló en 1997 que en los años 50 y 60 “cerca de la mitad” de los avistamientos de objetos extraños en los cielos estadounidenses correspondieron a misiones del U-2 y del SR-71. La agencia de espionaje estadounidense prefería que el público creyera en visitantes de otros mundos a destapar la existencia de sus más sofisticadas herramientas. Al otro lado del Telón de Acero, la Unión Soviética hacía lo propio.


Un ovni-medusa

Algunos insomnes vecinos de Petrozavodsk, ciudad situada a orillas del lago Onega, vieron en 1977 una medusa brillante que sobrevolaba la urbe antes del amanecer. “La bola ígnea que cruzó precipitadamente el cielo de Sur a Norte sobre el distrito de Leningrado y Karelia a primeras horas del 20 de septiembre también fue observada por los astrónomos de Pulkovo. En estos momentos es todavía difícil determinar definitivamente su origen, ya que continúan llegando informes de testigos y observadores”, declaró tres días después Vladimir Krat, director del Observatorio de Pulkovo. En las semanas siguientes, se cruzaron en la prensa declaraciones de científicos con explicaciones inverosímiles y de ufólogos que defendían la naturaleza extraterrestre del fenómeno.



El Ovni era un Misil



Fue James Oberg, un ingeniero de la NASA quien resolvió el enigma desde Houston. Se puso en contacto con el Centro Goddard de Vuelos Espaciales, donde le informaron de que la URSS había lanzado aquel día un satélite desde el cosmódromo secreto de Plesetsk, a 330 kilómetros al Este de Petrozavodsk. El Comando de Defensa Aeroespacial Norteamericano (NORAD), cuyo cuartel general está en la montaña Cheyenne -como sabe todo seguidor de la serie de televisión Stargate-, confirmó a Oberg que el despegue del satélite espía Cosmos-955 había ocurrido minutos antes de la aparición del ovni, que parecía una medusa por el brillo de los gases de escape de las toberas del cohete.

“Moscú sabe de dónde vienen los ovnis, quién los lanza, cómo se propulsan y por qué viajan por el cielo de la URSS. Lo sabe todo y no quiere admitirlo públicamente. Es probablemente la mayor operación de encubrimiento ovni de la historia”, escribía Oberg en 1982 en un artículo que demostraba el vínculo entre las más famosas oleadas de ovnis tras el Telón de Acero y las actividades militares secretas. Lo que no sospechaba entonces el ingeniero de la NASA es que años después la CIA iba a reconocer que había hecho lo mismo: aprovecharse de los platillos volantes para camuflar operaciones de espionaje.


La serie

Expediente X (1993-2002): Nueve temporadas de la mejor televisión y dos largometrajes centrados en la conspiración. Las tramas urdidas por Chris Carter hunden sus raíces en las paranoias de la sociedad estadounidense, que él amplifica.



The X Files - La Serie de TV



Los Grises

“Doctor, ¿cree de verdad que los Hill fueron abducidos y llevados a bordo de un platillo volante?”, preguntó en Boston un periodista de la revista Look al psiquiatra Benjamin Simon hace cuarenta años. “¡En absoluto!”, respondió el médico. Semanas después, llegaba a los quioscos el número de Look del 4 de octubre de 1966, que incluía el primero de dos reportajes sobre el secuestro de Betty y Barney Hill por seres de otro mundo, pero no recogía la demoledora sentencia del psiquiatra que había tratado al matrimonio entre enero y junio de 1964. Fue la primera abducción y fijó el guión a seguir por ese tipo de historias, al igual que sus extraterrestres están en el origen del modelo canónico de tripulante de un Ovni.

El alienígena actual no es el hombrecillo verde sobre el que ironizaba Fredric Brown en su novela ¡Marciano, vete a casa! (1955), en la que los invasores son unos chismosos enanos verdes que sumen a la Humanidad en el caos porque lo ven, lo oyen y lo cuentan todo. Sigue siendo de baja estatura, pero ahora es de piel gris, cabezón y con grandes ojos negros almendrados, secuestra humanos para experimentar con ellos y tiene pactos secretos con quienes, en la sombra, gobiernan el mundo. Es físicamente el extraterrestre de Encuentros en la tercera fase (1977) y Expediente X (1993-2002), el que Steven Spielberg presentó como un ángel de la era tecnológica y Chris Carter hizo descender a los infiernos. Es el ser imaginado por un matrimonio estadounidense para explicar lo que sucedió una noche de septiembre de 1961.



Los Grises



Viaje interrumpido

Betty y Barney Hill, en los años 60.Betty y Barney Hill formaban un matrimonio mixto -él era negro y ella, blanca- en un país donde existía la segregación racial. Ella era asistente social y él trabajaba en el Servicio de Correos en Boston. Vivían en Porstmouth (New Hampshire) y, en su comunidad, eran conocidos activistas por los derechos civiles. El 19 de septiembre de 1961, regresaban a casa en coche después de haber pasado unos días en Canadá cuando vieron un ovni junto a la Luna, cerca de la cual también había una estrella. Parecía que les seguía y, por eso, detuvieron la marcha para, a pie de tierra, observarlo con prismáticos: Barney distinguió figuras humanoides a través de las ventanas de la nave. Reemprendieron viaje después de que el hombre volviera al automóvil asustado y diciendo: “¡Van a capturarnos!”. Llegaron a casa de madrugada. Él estaba convencido de que aquello era un avión; ella, de que era un platillo volante como el que había visto su hermana años antes.

En los días siguientes, la mujer telefoneó a la Base de la Fuerza Aérea de Pease para informar del avistamiento, compró y leyó varios libros sobre platillos volantes, y escribió al autor de uno de ellos, Donald E. Keyhoe, militar retirado y presidente del Comité Nacional para Investigaciones sobre Fenómenos Aéreos (NICAP), para contarle su experiencia. Betty, que había empezado a tener pesadillas sobre el suceso, no hablaba en la carta de ningún secuestro, como tampoco lo hizo durante la entrevista que mantuvo el matrimonio con un ufólogo del NICAP en octubre de 1961. La abducción salió a relucir mucho después, en 1964, cuando los Hill fueron sometidos a tratamiento por el psiquiatra Benjamin Simon. El matrimonio narró entonces bajo hipnosis el secuestro por los tripulantes del platillo volante, con reconocimiento médico incluido, en una serie de sesiones, transcritas en el libro El viaje interrumpido (1966), de John G. Fuller.

Dibujo del jefe extraterrestre hecho por Barney bajo hipnosis el 22 de febrero de 1964.Los visitantes eran cabezones, tenían piel de color “gris azulado”, boca pequeña, dos orificios en el lugar de la nariz y grandes ojos que impresionaron a Barney. “Sentí como si esos ojos se metieran por los míos”, dijo al psiquiatra. Y dibujo al jefe de los alienígenas con gorra y bufanda. Es el primer retrato de un gris. Lo hizo a lápiz el 22 de febrero de 1964. El doctor Simon nunca creyó que los Hill hubieran sido secuestrados por extraterrestres. Para él, la historia se había cocinado en la mente de una Betty interesada por los ovnis y obsesionada por unas pesadillas que creía basadas en hechos reales y con las que bombardeó a Barney durante meses, hasta que las incorporó a su memoria como falsos recuerdos.



El Viaje Interrumpido



Salto a Hollywood

La publicación de los dos reportajes de Fuller en Look hizo de su libro un éxito de ventas; pero la ufología de la época no se tomó la historia en serio, aunque eso sorprenda hoy, cuando algunos expertos creen hasta en experimentos de hibridación entre humanos y alienígenas. El boom de las abducciones se produjo nueve años después. A mediados de los 70, la historia de los Hill llegó a millones de estadounidenses en forma de telefilme protagonizado por James Earl Jones, en el papel de Barney, y Estelle Parsons, como Betty. La NBC estrenó The ufo incident el 20 de octubre de 1975 en horario estelar y volvió a emitirlo el 9 de septiembre de 1976. A raíz de eso, los secuestros extraterrestres se multiplicaron. El ufólogo David Webb constató en 1978 que, en los treinta años precedentes, se habían registrado cincuenta abducciones -todas ellas, denunciadas después de la de los Hill- mientras que, sólo en los dos años que siguieron al estreno de la película, se dieron cien.

Los alienígenas de la NBC -que no eran un prodigio de maquillaje, precisamente- inspiraron a Travis Walton, un joven leñador de Arizona que en noviembre de 1975 aseguró haber sido secuestrado por humanoides similares a los que capturaron a los Hill. La historia de Walton fue un fraude que reportó a su protagonista y cómplices un montón de dinero gracias a los derechos de libros y de una película, Fire in the sky (1993), que todavía programan los canales temáticos. Los raptores del leñador eran ya los clásicos grises que, dos años después, protagonizaron con sus platillos volantes multicolores Encuentros en la tercera fase y llevaron entre abrazos a Roy Neary (Richard Dreyfuss) al interior de su gran nave.

Roy Neary, rodeado por los extraterrestres en 'Encuentros en la tercera fase'.El estereotipo fue imponiéndose a sus rivales -monstruos peludos, robots, lagartos gigantes…- y, en los años 90, su reinado entre los extraterrestres fue casi absoluto. A la entronización, contribuyó Expediente X, serie de televisión en la que Chris Carter explotó la credulidad y los temores de la sociedad estadounidense a través de una pareja de agentes del FBI, Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson), que investigaban sucesos paranormales. También puso su granito de arena en 1996 la falsa película de la autopsia de un alienígena cuya nave se había estrellado en Roswell (Nuevo México) en 1947: su principal valedor en España fue el ahora novelista Javier Sierra, para quien el transistor es un invento basado en tecnología de ese platillo estrellado. Los visitantes de Carter estaban en las antípodas de los de Spielberg, quien más recientemente se ha aproximado al fenómeno con Abducidos (2002), una serie de diez capítulos en la que los grises resultan omnipresentes. ¿Pero por qué estos alienígenas son como son?



Los Alienígenas Grises


Origen de ficción

La abducción alienígena es una actualización cultural del rapto por dioses, ángeles, demonios y hadas. El guión del secuestro por extraterrestres se fijó en 1930 en un cómic de Buck Rogers: captura e introducción en la nave, examen médico, conversación con el líder, visión de la Tierra desde el espacio y vuelta a casa. Un secuestro ovni típico puede contener todos esos componentes o dejar de lado alguno.

Los enanos verdes de Invaders from Mars protagonizaron en 1953 la primera abducción cinematográfica e introdujeron a una mujer una aguja por el ombligo durante un reconocimiento médico, como le sucedió años más tarde a Betty Hill. Los ojos almendrados que tanto impresionaron a su marido -“Nunca antes había visto unos ojos rasgados como ésos”- y que creía que le hablaban procedían de la televisión, según descubrió el estudioso del mito ovni Martin Kottmeyer. El 10 de febrero de 1964, doce días antes de que Barney citara por primera vez los ojos envolventes bajo hipnosis, unos extraterrestres con esos ojos protagonizaron ‘El escudo Bellero’, episodio de la serie The Outer Limits. ¿Y el Ovni?

Aquella noche de septiembre de 1961 había dos luces junto a la Luna, Saturno y Júpiter, pero los Hill sólo recordaban haber visto el ovni y una estrella junto al satélite. El investigador Robert Sheaffer cree que el matrimonio tomó uno de los planetas por un platillo volante. El resto de la historia fue producto de la cultura popular, y los sueños y ansias de Betty por ver un ovni, como su hermana. Por eso nacieron los grises hace 40 años.



Aviones Espías Americanos



Los secuestradores, en la ficción televisiva

Los grises secuestradores se mudaron hace tiempo de las páginas de los libros de ufología y las series dedicadas a lo paranormal -como Expediente X y Cielo negro– a las producciones de ciencia ficción como Babylon 5, Stargate, y Más allá del límite. Así, en el episodio de la primera titulado ‘El Grial’ (1994), un humano demanda judicialmente a un gris en la estación espacial Babylon 5 porque su bisabuelo fue abducido por el bisabuelo del extraterrestre.

Más recientemente, en ‘Equillibrio precario’ (2003), un episodio de la séptima temporada de Stargate, un científico de una especie alienígena aliada de la Humanidad -y que físicamente son grises- es capturado cuando secuestra humanos para experimentar con ellos e intentar salvar a su pueblo de la extinción. El extraterrestre responde al nombre de Loki, dios del fuego y los engaños de la mitología escandinava.

El mito Ovni, que nació de la ciencia ficción, ahora alimenta ese género en la pequeña pantalla, como demuestra Matías Morey, presidente de la Fundación Anomalía, en un estudio publicado recientemente. El círculo se ha cerrado.


Los Ovnis existen: es oficial

“¡Los ovnis existen: es oficial!”, anunció ayer en su web el Ministerio de Defensa británico. Más de medio siglo después de la aparición de los primeros platillos volantes en Estados Unidos, el Gobierno de Tony Blair ha publicado las conclusiones de un estudio que abarca más de treinta años de avistamientos, desde 1959 hasta 1996. Ufólogos de medio mundo estaban a la caza de la documentación desde hace una semana, cuando se anunció su inminente desclasificación. Ahora pueden consultarla a través de Internet. Como los informes oficiales de EE UU y España, el británico decepcionaría a ET.



Aviones Secretos de Agencias de Inteligencia



El estudio concluye que los ovnis -a los que se refiere como Fenómenos Aéreos No Identificados- existen, pero rechaza que tengan algo que ver con visitantes de otros mundos. “Son una mezcla de fenómenos naturales y de origen humano, en vez de una prueba de vida extraterrestre”, se explica en la nota introductoria a un trabajo de más de 450 páginas repartidas en tres volúmenes. Pueden ser cualquier cosa, desde meteoros hasta aviones espía, y que los testigos sean fiables o hayan abusado del alcohol es lo de menos: basta con que no estén familiarizados con lo que observen o que las circunstancias sean inusuales.

“No existen pruebas que sugieran que los fenómenos sean hostiles o estén bajo algún tipo de control diferente a las fuerzas de la naturaleza”, sentencian los redactores del trabajo, realizado entre 1996 y 2000. Así que no hay que temer que un ejército de vándalos hombrecillos verdes desembarque un día en la Tierra y se líe a disparos láser con quien les salga al paso, como en Mars attacks!, la parodia de Tim Burton. Vista la inexistencia tanto de una amenaza del espacio exterior como para la seguridad nacional, resulta lógico que hace seis años los autores del estudio dictaminaran que no merecía la pena tirar más dinero en el estudio de los ovnis.

“¿Qué son todas estas historias sobre platillos volantes? ¿Qué significan? ¿Cuál es la verdad? Entréguenme un informe tan pronto como sea posible”, pidió Winston Churchill, primer ministro británico, el 28 de julio de 1952. El Ministerio de Defensa británico ha dado por fin carpetazo al misterio, pero los ovnis seguirán ahí, como las hadas, las brujas y otras creaciones de la imaginación humana.

Artículo Original publicado en "Magonia" (2006), España.


Copyright Luis Alfonso Gámez